sábado, 21 de mayo de 2011

Silencio

En silencio. Miles en silencio.
Marchando. Acá estamos marchando. En silencio.
En el ómnibus, camino al centro, me llama la atención una madre con su hija. Ella mira por la ventana, 6 años como mucho. Su madre la peina como sólo una madre puede peinar así a una hija. Recién bañadas. De pelo mojado. Vestidas como para un cumpleaños. Perfumadas y arregladas. Serias. Muy serias pero dulces y de la mano. Ella mira por la ventana mientras su madre la mira a ella de la manera que solo una madre puede mirar así a una hija.
Me bajo del ómnibus.
Camino. No hablo con nadie. Simplemente camino...
Solo entre miles pero solo al fin.
La noche acompaña y no hace frío. Personas que llegan a prestar su silencio como signo de respeto. De recuerdo. O de memoria.
Dos de la mano. Otros abrazados. Gente abrigada. Suspiros. Muchas madres. Algunas tías. Alguna abuela...
Me acuerdo de Zitarrosa, "Y así seguimos andando, curtidos de soledad. Y en nosotros nuestros muertos, pa que nadie quede atrás."
Caminar me pesa. Cuesta. Me pesa una historia que en parte no es la mía. No respiro muy bien y me da calor.
Por los parlantes dicen el primer nombre y una señora responde "presente". Se me caen las lágrimas. Bajo la cabeza porque me da vergüenza. No se porque me da vergüenza pero me da.
Una cara me resalta entre todas. A lo lejos veo a mi abuelo. A sus 80 años más vivo que nunca, caminando como todos los demás. Ojos grandes. Tranquilo y serio. No llora.
Me había dicho que siente frustración, tristeza, enojo y bronca. Pero yo se que eso él lo transforma en rebeldía, fuerza y energía para seguir luchando. Así todos los días. En todas las horas. Sea donde sea.
Se nota que le duele. No le es para nada fácil. Pero noto algo distinto en su caminar que en el de los que lo rodean y en el mío propio. Eso me parece en ese momento...
En su caminar veo esperanza. La esperanza que transmite el que ha marchado tanto que sabe que después de una batalla hay otra. Y luego otra. Y luego otra.
La marcha ha avanzado. Los nombres han seguido saliendo uno a uno por los parlantes... Una voz, esta vez voz de niña la que responde "presente". Miro a mi derecha y la reconozco. 6 años como mucho. Siguen de la mano. Ellas dos caminando entre todos.
Siguen diciendo nombres y la niña responde "presente" a cada uno de ellos.
Ya no lloro ni tengo que bajar la cabeza. No siento vergüenza.
Sigo caminando. No hablo con nadie. Simplemente camino...
Estoy solo entre miles. Pero ni tan solo.

domingo, 1 de mayo de 2011

Uno como yo

Dicen que uno es lo que ha vivido.
Uno es lo que ha vivido uno, no lo que vivíste vos.
Uno como yo, no como vos.
Uno como yo, vivió lo que vivió.
Yo soy lo que viví yo, no lo que vivíste vos.
Porque lo viví yo, no vos.
Yo soy yo y vos sos vos.
Vos vivíste lo que yo no.
Vos vivíste y vos vivís.
Yo vivo, pero no viví.
Yo vivo y no lo que ya viví.
Vos seguirás viviendo.
Yo seguiré viviendo.
Yo viviré lo que yo y vos vivirás lo que vos.
Pero lo que vos vivirás seré yo. Y lo que yo viviré serás vos.