sábado, 31 de enero de 2009

El mercado

2009
Cuzco

Zelma tiene 40 pero parece de más de 60 años. La vieja Zelma. Manos curtidas, arrugas muchas y ojos sinceros. Zelma camina 11 cuadras todas las mañanas desde su casa al mercado con bolsa a la espalda y parece de 20 años, la joven Zelma. Cuando llega a las 7 de la mañana, pide permiso a los perros y tira sus telas en el piso para vender sus carteras. Zelma llegó tarde a la repartija de puestos del mercado y por eso atiende desde ahí a sus clientes.
A las 7 es la hora que empieza la fiesta de los sentidos. A las 7 llegan los que traen el pescado, la yuca y el palo santo, los tambores y los charangos.
El pollo crudo mira desde su mostrador a las ranas en sus estanques. El olor de la naranja pelea con el del pescado frito y el del cuero de las carteras se mezcla con el del maíz y los garbanzos.
Los gritos de los hombres ofreciendo un almuerzo por tres nuevos soles tapan a las mujeres que susurran: "Lléveselo amigo. Anímese. Se lo rebajo si... Anímese"
El color del tomate fresco encandila a las peras. Las bananas celosas se regalan a 5 por un sol.
Todo es ruido y olor y color. Incluida Zelma. Que cuando los perros que ya almorzaron sobras de turistas se le echan al lado en busca de caricias lamiéndole la oreja, ella, sonrisa de 6 dientes, se pone roja como las manzanas del puesto de enfrente. Zelma parece de 12 años. La niña Zelma. Se levanta con gran esfuerzo ofreciendo su mercadería cuando se le pregunta de buena manera. Pero atiende bien desde el suelo a los europeos que pasan cerca de ella. Está acostumbrada a mirarlos desde abajo y que Europa la mire desde arriba. De esto hace ya más de 500 años. Y lo sabe bien mientras sonríe con sus 6 dientes, la vieja Zelma.

jueves, 29 de enero de 2009

El borrachín

2009
Cochabamba


Cuando cae la noche y toda la ciudad se queda sin agua, la plaza 14 de Junio de Cochabamba cambia de color. Ya no tiene los colores vivos de los vestidos de las niñas que bailan por una moneda. Tampoco los colores que logran los lustradores de botas al mediodía.
En la noche de la plaza tienen lugar los colores de las vendedoras de cigarrillos y de fantasías, de un mago al que nadie ve, de un pintor al que nadie compra y el de una mesa redonda, que le falta la mesa pero tiene mucho de ronda y de democrática.
En esta ronda todos opinan sobre lo sucedido el pasado 25 de Enero en Bolivia. De a uno y de a poquito, todos hablan y escuchan. Todos respetan a todos. Todos respetan a todos menos a Roberto el borrachín...
- "¡Vuelva cuando esté sano hombre!".
- "Con gentes mareadas no discuto". Dice una señora media gorda y bien bajita.
El borracho se molesta un poco y sigue intentando hablar. Que escuchen los que quieran lo que tiene para decir…
- "Vaya a descansar amigo. Vuelva mañana. En serio le digo… Así no puede discutir." Le insiste uno que dice ser trabajador del transporte.
Lo único que quiere contar Roberto para el que quiera escucharlo, es que es profesor de Historia desde hace más de 40 años. Que es un orgulloso hijo de mineros, porque fueron los mineros (mi papa y mis hermanos mayores cuenta) los que hicieron la primer Marcha por la Vida hace 4 años en Bolivia. Algo único en la historia Boliviana. 25mil mineros saliendo juntos del cerro come hombres, y dinamita en mano. Ahora todos los copian dice Roberto. Desde los cocacoleros hasta los maestros.
"El minero está loco", cuenta... "Si un día a 2 kilómetros tuyo hay una marcha de mineros, tu te darás cuenta... temblarán hasta las piedras..."
Explica que fueron los mineros quienes devolvieron la democracia al país y que Bolívar no merecía el nombre de un país. Porque fue él quien fugó de estas tierras con monedas de plata y oro que robó del Potosí.
Y confiesa que todavía llora cuando recuerda que fue en su país donde traicionaron al Che.
Y ahí se queda Roberto, sentadito como un niño en el borde de un banco con las manos y piernas cruzadas. Cabeza gacha. Con hipo y frío, y juntando fuerzas para irse a dormir.

miércoles, 14 de enero de 2009

Los Uros

2008
PUNO

Viven todavía hoy, después de casi 500 años, en islas sobre el lago Titikaka. Son islas pequeñas, artificiales, fabricadas con ramas de totora en las que viven los Uros.
La totora pide ser comida, y da dientes blancos y cuerpos robustos a los Uros. Pide ser usada como suelo y pared, y ellos levantan sus casas, crean sus islas, y fabrican sus botes para que los más pequeños vayan a la escuela ubicada en otra de las islas.
En cada isla, viven entre 5 y 8 familias. Los peces más viejos, cuentan que antes de que el hombre blanco se asomara a las orillas del Titikaka, eran más de 15 familias.
No se sabe de los antepasados de los Uros. Algunos creen que provienen de las filipinas (por sus características físicas), otros dicen que venían de un río bien al este y al sur (y que para que el río no los olvide le regalaron el nombre Uru-guay).
Lo cierto es que antes de vivir en islas sobre el titikaka vivían en tierra firme sobre las costas de Puno. Fueron los Pucarás, mas feroces y violentos que los atacaron por el norte. También los Aymaras por el oeste. Fue para sobrevivir que crearon este método de islas artificiales.
Un cóndor le avisa a Marcos, jefe de la isla, que una tormenta se avecina sobre el lago más grande del mundo... Marcos agradece la noticia.
Le pregunta al ave si sus casas de totora aguantaran el viento y la lluvia y sus hijos el frío . Escucha la respuesta y sonríe.
-"Si ya han aguantado por casi 500 años el frío y la peste, el hambre y los hombres que escupen fuego... ¿Porque no habrían de aguantar una simple tormenta?"

viernes, 9 de enero de 2009

Chávez

2009

Potosí


A 5 kilómetros de distancia de la primer salida de las minas, no corre una gota de aire. Solo se respira azufre y oro, plata y cobre. Los pulmones piden aire puro y como no se les da, protestan chiflando.
Hay recovecos tan pequeños que hay que copiarle a las babosas o apretar bien la panza para atravesarlos. Otras galerías son tan grandes que por más esfuerzo que uno haga no puede llegar a ver el techo...
No hace tantos años, llegaron a trabajar cerca de 30 mil mineros en este cerro. Hoy, los que mueren de a poquito son tan solo 2.700. Al no ser un recurso renovable, (el cobre, la plata, el oro, y la vida del hombre) cada vez serán menos.
Cada vez tienen menos fuerza los mineros. En sus brazos piernas y pulmones. En las marchas, el gobierno, y su sindicato.
Nos detenemos a descansar. De vez en cuando se siente un ruido bajito y seco. Están dinamitando en algún lugar de la montaña... Ante tanta agresión, de vez en cuando enojada responde con derrumbes y tapando caminos. Clausura salidas y aplasta mineros. Nadie esta libre de culpa ni de miedo.
Animal de costumbre es el hombre.
Cuanto más chico se empieza a trabajar, mejor. La mayoría empieza a sus jóvenes 14 años.
La experiencia es lo más importante para un minero. Después de la suerte, claro, explica el guía.
El guía se hace llamar Chávez y sentado en una roca, hinchados de coca sus cachetes, habla sin parar. Que conoce a "su gente" dice, que es dura la vida del minero, que es guía de hace más de veinte años que justo esta que tiene en su mano es una hoja de la suerte. Mira la hoja tranquilamente sin llevarla a su boca y la ofrenda al dios que han esculpido hace mucho en este lugar...
Cuenta que todos los 24 de Febrero los mineros vienen hasta aquí a rendir culto a este dios de la Pachamama. Le ofrendan coca y chicha, vino y cigarrillos. Todo para este dios de pene grande que fertiliza con él a las minas de oro y plata...
Chávez saca un cigarrillo de su bolsillo y lo prende. Lo pone en la boca del dios y al poco aire respirable del lugar se le suma el insoportable humo... desparramando en el suelo medio kilo de hojas de coca, pide:
"Que no haya derrumbes... Que la bolsa internacional suba el precio de los minerales... Que quede todavía mucha plata y oro en las profundidades de esta montaña... Que este pobre guía tenga mucho trabajo. Y que sean japoneses sus próximos turistas, que de tan chiquitos entran mejor y más fácil por las galerías".