viernes, 9 de enero de 2009

Chávez

2009

Potosí


A 5 kilómetros de distancia de la primer salida de las minas, no corre una gota de aire. Solo se respira azufre y oro, plata y cobre. Los pulmones piden aire puro y como no se les da, protestan chiflando.
Hay recovecos tan pequeños que hay que copiarle a las babosas o apretar bien la panza para atravesarlos. Otras galerías son tan grandes que por más esfuerzo que uno haga no puede llegar a ver el techo...
No hace tantos años, llegaron a trabajar cerca de 30 mil mineros en este cerro. Hoy, los que mueren de a poquito son tan solo 2.700. Al no ser un recurso renovable, (el cobre, la plata, el oro, y la vida del hombre) cada vez serán menos.
Cada vez tienen menos fuerza los mineros. En sus brazos piernas y pulmones. En las marchas, el gobierno, y su sindicato.
Nos detenemos a descansar. De vez en cuando se siente un ruido bajito y seco. Están dinamitando en algún lugar de la montaña... Ante tanta agresión, de vez en cuando enojada responde con derrumbes y tapando caminos. Clausura salidas y aplasta mineros. Nadie esta libre de culpa ni de miedo.
Animal de costumbre es el hombre.
Cuanto más chico se empieza a trabajar, mejor. La mayoría empieza a sus jóvenes 14 años.
La experiencia es lo más importante para un minero. Después de la suerte, claro, explica el guía.
El guía se hace llamar Chávez y sentado en una roca, hinchados de coca sus cachetes, habla sin parar. Que conoce a "su gente" dice, que es dura la vida del minero, que es guía de hace más de veinte años que justo esta que tiene en su mano es una hoja de la suerte. Mira la hoja tranquilamente sin llevarla a su boca y la ofrenda al dios que han esculpido hace mucho en este lugar...
Cuenta que todos los 24 de Febrero los mineros vienen hasta aquí a rendir culto a este dios de la Pachamama. Le ofrendan coca y chicha, vino y cigarrillos. Todo para este dios de pene grande que fertiliza con él a las minas de oro y plata...
Chávez saca un cigarrillo de su bolsillo y lo prende. Lo pone en la boca del dios y al poco aire respirable del lugar se le suma el insoportable humo... desparramando en el suelo medio kilo de hojas de coca, pide:
"Que no haya derrumbes... Que la bolsa internacional suba el precio de los minerales... Que quede todavía mucha plata y oro en las profundidades de esta montaña... Que este pobre guía tenga mucho trabajo. Y que sean japoneses sus próximos turistas, que de tan chiquitos entran mejor y más fácil por las galerías".

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