Cuántos dedos ves acá, como tres le
dice el otro. Entonces precisás ir al oculista porque yo tengo los
cinco, cada uno en su lugar. Y cómo sabés donde debe ir cada uno, y
por los libros, donde más sino... Ah, entonces está bien. Vas a ir
al médico entonces por el tema de la vista, le pregunta. No se, voy
a ver. Estoy cansado que especules con todo, le dice el otro y más
cansado me pone que te hagas el gracioso con un tema tan delicado
como lo es la salud. Y ahí nomás en un movimiento rápido, preciso
y limpio le saca un ojo comosi fuera un karateka. El otro, ahora
tuerto, se da media vuelta y se va cantando y bailando calle arriba,
sonriente.
sábado, 25 de mayo de 2013
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