jueves, 6 de agosto de 2009

De por ahí

¿Y qué me importa sentir frío si lo importante es llegar? A paso rápido para llegar cuanto antes. A un lugar calentito, donde tengo comida, una milanesa, un pan o papas con carne, un ensopado, nada frío todo caliente.
Llevo de escudo una campera abrigada estilo polar, atenti y ojo que es estilo polar no una campera cualquiera que anda con frío y hambre por ahí, es una distinguida y refinada estilo polar. Un pantalón, también un calzoncillo, medias y unos championes en la lona, digo de lona, y una remera y me cago en la puta madre por pisar el agua que ahora quedo todo mojado…
Por eso digo que acá lo importante no es el viaje, el frío ni el viento. Lo importante es llegar.
Sigo caminando a pie mojado y paso cansado por el centro de la cuestión. No sé si es el centro de la ciudad pero si sé que es el centro de la cuestión, de la cuestión que estoy yo. Están mis amigos los viejos, las putas, los niños, todos, todos están por acá en el centro de la cuestión. Están todos y todas y hay de todo para todos los gustos, hay pasto, hojas caídas, autos, basura, frío viento y zapatos mojados y todo, todo.
Y en estos viajes me pasa de todo, siempre piso algún sorete, siempre casi muero pisado por algún auto, siempre veo chiquilinas lindas de pollera de liceos, siempre piso agua y me mojo los pies y me entra más frío y la puta madre y siempre me termino emborrachando por ahí…
Siempre se consigue por ahí alguna moneda para emborracharse por ahí. Acomodando autos o alguna otra cosa pero generalmente pidiendo. Pidiendo se hacen monedas. Se consiguen las monedas. Acá no consigue el que no quiere conseguir o el que no precisa porque ya tiene. Porque para conseguir monedas es cantando y gritando. Se grita con la garganta mal herida y con el dolor de ya no ser. O de no haber sido nunca yo que se…
Si no hubiera conocido lo bueno, no andaría triste por ahí deambulando. Es como el perro que toda la vida la pasa en un patio de mierda de dos por un metro y nunca vio la playa ni un parque ni nunca tomo un vino ni nada. Y no quiero pensar más en todo lo que podría haber llegado a ser. Como por ejemplo: “Señoras y señoritas… Hoy se presenta en este teatro, el mejor de los mejores directores murgueros que existió jamás… acompañado por todos sus amigos que ya no tiene y ni puta idea de por donde andarán… el inigualable músico con buen oído, el maravilloso padre de dos nenas y un varoncito, el escritor fenomenal, el galán rompecorazones, el campeón mundial de ping-pong… aquí damas y damiselas se presenta el súper actor imbécil y transeúnte de pie mojado y con mucha hambre…” jajá que idiota que soy… Como gasto en pensar como debe ser tener siempre plata para el vino, tener una familia, un lugar calentito para comer ensopado. Como gasto el tiempo pensando cómo se sentiría en tener un lugar propio a donde llegar para que lo verdaderamente importante no sea el llegar, sino el viaje.

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